Parque Pumalín y desarrollo hidroeléctrico
Miércoles 31 de marzo de 2004
Se les esté colocando una verdadera lápida a importantes proyectos
hidroeléctricos.
En los últimos meses se ha instalado en la opinión pública y en los medios la
polémica suscitada a raíz de la firma de acuerdos entre el Gobierno y el señor
Douglas Tompkins, acerca del otorgamiento del estatus de santuario de la
naturaleza al Parque Pumalín. Llama la atención que, salvo algunas opiniones
aisladas, la polémica se haya circunscrito básicamente al trazado del camino que
atravesaría el Parque, ya sea por la costa, lo que obviamente implica el uso de
transbordadores para el paso de vehículos, o por el interior del territorio,
postura a la cual se opone el señor Tompkins.
La verdad es que cuando hablamos de continuidad territorial, seguridades
jurídicas y conceptos de la misma naturaleza, pocos recuerdan que aquí también
está en juego algo tan importante como es la construcción y desarrollo, a partir
de mediados de la próxima década, de la gran reserva energética que tiene
nuestro país y que la constituyen los cerca de 10 mil MW de proyectos
hidroeléctricos ubicados al sur del Parque Pumalín, que corresponden al doble de
la actual capacidad instalada total de energía hidroeléctrica en Chile, y que
sólo podrá ser explotada una vez que pueda construirse y financiarse debidamente
el sistema de transmisión necesario para evacuar estos enormes bloques de
energía.
Ese sistema de transmisión eléctrica que, como se comprenderá, equivale a un
supersistema troncal, debe pasar necesariamente por las tierras de la Fundación
Parque Pumalín, ligada a quien ha dado muestras de estar adscrito a una
concepción de ecología profunda, por lo que, si ya se hacía difícil lograr
acuerdos para el trazado de estas líneas por un territorio no afecto a una
legislación especial, bien se comprenderá que dichas dificultades serán enormes
en el futuro al contar el Parque Pumalín con el estatus de santuario de la
naturaleza. Como se comprenderá, por razones técnicas y económicas, el trazado
del sistema de transmisión no será el del camino, cualquiera sea la opción que
se tome en definitiva.
Si bien es cierto que la legislación que regula a los santuarios de la
naturaleza permite la imposición de servidumbres para el trazado de líneas de
transmisión, no es necesario ser futurólogo para imaginarse lo difícil, o
prácticamente imposible, que será el obtener las resoluciones medioambientales
para acometer tal proyecto de transmisión eléctrica cuando el Parque Pumalín
tenga ese régimen legal de protección.
Nuestra preocupación viene del hecho de que una vez que un territorio es
declarado santuario de la naturaleza tal condición se afianza en el inconsciente
colectivo, lo que con el tiempo hace prácticamente inviable cualquier proyecto
de desarrollo, aunque sea de interés general. ¿Se permitiría hoy en Chile la
construcción de una central hidroeléctrica en los Saltos del Petrohué o el paso
de tendidos eléctricos por el parque en que se encuentran insertas las Torres
del Paine? Por cierto que no, y es por ello que se debe tener mucho cuidado en
las calificaciones artificiales o políticas de determinados territorios como
santuarios de la naturaleza, porque una vez hecho ocurre inevitablemente lo
anterior. Cuando damos estos ejemplos de sitios únicos y que plenamente
justifican su condición de santuarios es para llamar la atención respecto del
hecho de que un territorio tan extenso, y que va de mar a cordillera, no puede
ser considerado en su integridad como santuario de la naturaleza. Lo será quizás
en una buena parte, pero su calificación como tal no puede convertirse en un
freno al desarrollo por la vía de dificultar el libre y continuo tránsito de las
personas y poner en jaque la construcción de la supercarretera de transmisión
eléctrica, necesaria para evacuar las grandes reservas energéticas de nuestra
zona austral.
Si bien sólo con el tiempo sabremos si ese potencial hidroeléctrico, ubicado en
la zona austral, se podrá materializar por cuestiones medioambientales, lo que
considero muy grave es que desde ya se les esté colocando una verdadera lápida a
estos proyectos hidroeléctricos al otorgarle a todo el Parque Pumalín la
calificación jurídica de santuario de la naturaleza.
En momentos en que llegan noticias inquietantes desde Argentina respecto de la
confiabilidad del suministro de gas natural para Chile, desde aquí negociamos,
legislamos y actuamos en un sentido inverso para el desarrollo de los proyectos
hidroeléctricos en Chile, que, quiérase o no en un país como el nuestro, ha sido
y debería seguir siendo el principal recurso energético.